BMW F 750 GS: La gran olvidada

La BMW F 750 GS es el modelo que sustituye a la BMW F 700 GS, que a su vez sustituye a la primigenia BMW F 650 GS, presentada en el EICMA de Milán junto a su hermana mayor la BMW F 800 GS. Ambas compartían chasis y motor, pero eran (son) motos con un carácter muy diferenciado. La hermana mayor, claramente orientada al trail (en la concepción primigenia del trail), contaba con 85 CV, rueda delantera de 21 pulgadas y suspensiones con 230 mm y 215 mm de recorrido.

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La BMW F 650 GS entregaba menos potencia, 71 CV, mientras que su rueda delantera era de 19 pulgadas y sus suspensiones tenían 180 y 170 mm respectivamente. Ya solo el tamaño las diferenciaba, pero las prestaciones también. Ese es quizá el hecho diferencial que motivó el éxito de la F 800 GS respecto a la F 650 GS, que además contaba con el hándicap de llamarse igual que la monocilíndrica de la marca y que daba lugar a confusión. Una nomenclatura confusa, también porque podía parecer que su cilindrada era menor y no era así.

Mientras que la F 800 GS estaba destinada a grandes y lejanas rutas, la F 650 GS apostaba por ser una moto amable y cercana para su uso diario, aprovechando el par de su motor bicilíndrico en bajos y medios y una ergonomía mucho más válida para todo tipo de tallas.

Ya en 2021, el mercado se sigue fijando más en el “caballo grande”. Lo cierto es que la estampa de la F 850 GS es imponente. BMW ha sabido aprovecharlo y lo lleva un poco más allá con la versión Adventure, pero no por ello ha descuidado la F 750 GS, una moto que mejora las virtudes de sus dos predecesoras. La facilidad de conducción es la premisa principal de este modelo, empezando por la ergonomía. BMW ofrece asientos que varían su altura entre 770 mm y 845 mm, lo que evidencia su intención de ofrecer una moto para todos los públicos.

Estéticamente mantiene los rasgos que permiten identificarla de un vistazo, como son el pico de pato y los faros asimétricos, pero ahora es una moto cargada de tecnología destinada a aumentar la seguridad de sus ocupantes. Equipa de serie el afamado ABS en su versión Pro, control dinámico de tracción (DTC), modos de conducción, iluminación full LED, a lo que hay que sumar un sinfín de piezas para personalizarla, ya sea en packs o individualmente.

Su nuevo motor aumenta la potencia hasta 77 CV con un consumo de apenas 4,1 litros a los 100 kilómetros, existiendo una versión limitable para los poseedores del carnet A2. Ahora equipa doble freno de disco en el tren delantero (antes solo uno) y una pantalla TFT con la nueva interfaz de BMW, intuitiva y eficaz para no perderse por menús y submenús.

Una gran opción si buscas una moto para todos los días, capaz de llevarte de ruta hasta donde quieras sin estridencias y con un toque de manejabilidad del que no dispone su hermana mayor, más potente, pero menos ágil y vivaz. Reconozco que antes de probar ambas, me gustaba más la grande, aunque sólo fuera por las cifras. Después de probar ambas, no tengo dudas: me gusta mucho más la pequeña, porque aunque puede que ande menos, me gusta más cómo anda. Es una cuestión de gustos, pero es que además, con un precio de 9.750 €, está por debajo de la barrera psicológica de los 10K, y eso sin contar con las opciones de financiación que ofrece BMW.

Mi consejo es siempre probar todas las opciones que te gusten, porque como reza la canción, la vida te da sorpresas.