En moto todo el año

El año que acaba de terminar ha traído novedades al modo de vida occidental debido a la pandemia. Una de ellas es el concepto de distancia de seguridad. Lo que para algunos es una muestra de urbanismo elemental, se ha convertido en una necesidad profiláctica. Por ese motivo el transporte público se ha visto seriamente afectado y su eficacia laxante en el tráfico diario pierde puntos ante la posibilidad de caer infectado rodeado de desconocidos.

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El coche queda descartado por infinidad de razones. La primera de ellas es que es un artículo de lujo castigado con una fiscalidad demencial. Además, sus costes de mantenimiento no parecen adecuados a la época que vivimos y tampoco tiene sentido que cada coche circule con un solo ocupante (aunque siga ocurriendo). Es llamativa la coincidencia de la Covid-19 con el florecimiento del car sharing en todas sus variantes, cuyo plan de negocio se va al traste con los conceptos distancia de seguridad y desinfección en nuestro subconsciente.

En el entorno urbano, la alternativa de las dos ruedas en cualquiera de sus variantes emerge como solución para muchos usuarios. No solo la moto, sino también la bicicleta y el patinete se han revelado como una solución por su carácter individual, económico y sobre todo, práctico. Garantiza un trayecto de puerta a puerta sin las complicaciones y gastos propios del estacionamiento. Es una pena que una desgracia haya sido el catalizador que desvele las ventajas de las dos ruedas, porque los problemas de tráfico y contaminación ya existían.

No todo tipo de usuarios pueden acudir a la moto (mayores, personas dependientes, niños, etc), por eso es importante la racionalización en el uso del transporte público y coche privado para aquéllos que realmente lo necesitan. Una moto más es un coche menos, con todas las ventajas que conlleva.

Dice el refranero que una cosa es predicar y otra dar trigo. Hace tres meses vendí mi coche particular y desde entonces me muevo exclusivamente en moto. Antes también lo hacía, pero además pagaba el seguro del coche, el numerito, la plaza de garaje, etc. Vivo en el centro de Madrid y solo usaba el coche para viajar con mucho equipaje o para hacer algún porte imposible de hacer en moto. Hacía apenas 6.000 kilómetros al año. Me sale más a cuenta alquilar un coche cuando lo necesite, con la ventaja de elegir (y probar) el que me apetezca. Al principio da vértigo, pero según transcurre el tiempo, te das cuenta de que tardaste demasiado en tomar la decisión.

Por supuesto, no se puede ir en moto los 365 días del año. Filomena se ha encargado de mostrarnos que, en determinadas circunstancias, más que desaconsejable, es imposible montar en moto. Las placas de hielo son un peligro insoslayable, pero también lo son para cualquier vehículo que no sea un 4x4. Por debajo de 0º la moto no es conveniente. Pero eso es una circunstancia anormal en el sur de Europa. Muestra de ello son los parques móviles de motocicletas en Italia, Francia, Alemania o Reino Unido (ya fuera de Europa), todos ellos más numerosos que el nuestro.

La clave reside en la equipación adecuada. El mercado dispone de una oferta de prendas y accesorios muy amplia, válida para toda circunstancia y presupuesto. Montar en moto es una actividad que comprende un grado de riesgo y no hay que perder de vista que confort es seguridad. Las manos y los pies son los elementos que están en contacto con nuestra moto (junto con el trasero) y deben ir siempre protegidos (junto al casco) al máximo, incluso en verano. Es una cuestión de costumbre, por eso, si es necesario, habremos de cambiar nuestras costumbres en beneficio de nuestra integridad. Nuestra columna vertebral es la depositaria de la médula espinal, responsable de que funcione y sintamos nuestra maquinaria. Es nuestro cableado y por eso ha de ir tan protegido como lo anterior. Todas estas consideraciones están cubiertas por fabricantes nacionales y extranjeros, caros y baratos, bonitos y feos. Es una parte de tu presupuesto más importante incluso que la propia moto.

Y llegados a este punto, ¿qué moto es la adecuada para todo el año? La respuesta es sencilla: la tuya. Montar en moto es una actividad que te reporta sensaciones y que requiere de tu coordinación psicomotriz. La usas con la cabeza, el corazón y el alma. Nada como disfrutar la vida con tu dosis de aventura diaria, aunque solo sea para ir de A a B.