La publicación digital del motociclismo
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14/12/2022
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Europa es una de las regiones del mundo en las que las normas anticontaminación son más estrictas. Una realidad a la que deben acostumbrarse los fabricantes y que poco a poco ha supuesto la eliminación de los modelos con las mecánicas más desfasadas.
El pasado 6 de diciembre de 2022 la European Association of Motorcycle Manufacturers -Asociación Europea de Fabricantes de Motos- (ACEM por sus siglas en inglés) celebró su reunión anual. En esta ocasión la ponencias versaron sobre la descarbonización, un objetivo que se deberá alcanzar en 2050. Todos los países promueven leyes que persiguen reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en especial las que se producen en forma de dióxido de carbono.
En el evento no solo estuvieron representados los fabricantes sino también políticos del Parlamento Europeo y la Comisión Europea. Se debatieron temas candentes (en los que no siempre es fácil separar el mito de la realidad). Nos referimos a cuestiones como las baterías para scooter y motos eléctricas, los combustibles sintéticos o la pila de combustible a base de hidrógeno.
Los ponentes hicieron hincapié en la importancia de la estandarización y la cooperación entre fabricantes si se quieren reducir las emisiones de CO2. En este aspecto uno de los ejemplos más claros en el Swappable Batteries Motorycle Consortium (Consorcio de motos de baterías intercambiables - SBMC). Una asociación que en un principio formaron Honda, KTM, Piaggio y Yamaha y que en la actualidad ya cuenta con más de 21 miembros. La unión de estos fabricantes persigue crear un estándar de baterías intercambiables que puedan usar todas las marcas que así lo deseen. La estandarización es un requisito importante cuando se quiere promover el uso de scooter y motos eléctricas, además de disminuir su coste de producción en la medida de lo posible.
De nuevo también se puso de manifiesto la importancia de contar con una eficaz red de infraestructura de puntos de recarga si se quiere reducir las emisiones de CO2. De poco servirá promover el coche, el scooter y la moto eléctrica si después no hay lugares donde recargar las baterías. La infraestructura es un aspecto primordial y en este ámbito hay una gran disparidad entre los diferentes estados miembros de la Unión Europea. En unos países la instalación de puntos de recarga avanza a buen ritmo, mientras que otros estados se encuentran retrasados en lo que se refiere a la implementación de los servicios necesarios para la utilización masiva de los vehículos eléctricos.
Alemania, Francia y los Países Bajos acaparan las tres cuartas partes de los puntos de recarga en la UE. En este aspecto, España de los estados más retrasados junto con la República Checa, Chipre, Rumanía, Polonia, Bulgaria y Grecia, que ostenta el último lugar en lo que se refiere a puntos de recarga por cada 100 000 habitantes.
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