Polémica en Francia: mayoría de multas por radar, despistes

Si en España tenemos con nuestra DGT bastantes debates acerca de cómo se enfocan algunas políticas de seguridad vial, en la vecina Francia no se quedan atrás. El año pasado una senadora preguntó oficialmente al Ministro del Interior francés cuántos conductores eran multados por infracciones inferiores a 10 km/h de exceso. La respuesta ha levantado polémica: un 58 por ciento de las multas por radares fijos son por menos de 5 km/h de exceso, es decir, no son “infractores peligrosos para la seguridad” sino personas a las que el radar pilló desprevenidas. En España no tenemos esa cifra pero sospechamos que será parecida...

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Radares y seguridad

El argumento habitual para poner muchos radares fijos en las carreteras es el mismo en Francia que en España: la velocidad provoca muchos accidentes. Es un argumento falso porque las estadísticas muestran que los accidentes son provocados por distracciones asociadas al uso del móvil, o por el efecto de drogas o alcohol. Y, cada vez más, el estado de las vías, mal mantenidas...

La realidad es que, en Francia como en España, los radares fijos son instrumentos de recaudación, y la revelación de estos datos parece confirmarlo. Los comportamientos que podrían ser potencialmente peligrosos, y que suelen ser el argumento para poner radares, se reflejan en muy pocas infracciones: solamente un 5 por ciento son multas por excesos de más de 20 km/h. Es decir los conductores potencialmente “peligrosos” por conducir rápido (sin haber provocado un accidente, dicho sea de paso), son minoría.

Sí, el 95 por ciento son “fotos” hechas a conductores que no superaban en más de 20 km/h el límite de la vía, y como ahora sabemos un 58 por ciento (seis de cada diez multas) eran un exceso de solamente 5 km/h. Con los márgenes de tolerancia que aplican allí (justo 5 km/h hasta límite de 100 y 5 por ciento a partir de ahí) significa que la mayoría de multas fue a conductores que circularían a unos 10 km/h indicados por encima del límite… algo que no puede tacharse de “conducta peligrosa” precisamente.

El debate está pues abierto en el vecino país, aunque ningún gobierno aceptaría retirar ese instrumento de recaudación tan eficaz. Al menos, se pide que se orienten las campañas de seguridad vial hacia más controles de alcohol y drogas (que sí están presentes en muchos accidentes de forma demostrada) o las distracciones (móvil). Y un alto tribunal francés ya señaló también la degradación de las infraestructuras, un problema que también compartimos en España.