Zontes C125: la custom sin carnet que lo tiene todo

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Zontes C125: custom sin carnet

La Zontes C125 no esconde nada, como buena moto desunda: chasis de tubo de acero, motor de última generación con inyección, refrigeración líquida y embrague anti-rebote, culata de cuatro válvulas con un árbol de levas que también mueve la bomba de agua… todo diseñado y fabricado por ellos mismos. Ofrece prácticamente la potencia máxima legal del A1 con sus 14,7 CV y un buen par motor de 13 Nm, algo que luego apreciaremos a sus mandos.

Las suspensiones montan una horquilla de 127 mm de recorrido delante (con prácticos fuelles de buen efecto estético en estas motos) y una pareja de amortiguadores traseros anclados directamente al basculante. Una solución sencilla pero que con un buen ajuste, y es el caso, funciona bien. Los frenos, bien, con un disco de 300 mm delante y otro de 230 mm detrás, no tienen problema con los ligeros 137 kg de peso de la C125, que mide 1485 mm entre ejes y cuyo asiento está bien bajito, apenas a 70 centímetros del suelo. Las ruedas, con llantas de aleación fresadas, montan anchos  neumáticos (para una 125) de 16 pulgadas, en medidas 120/80 delante y 140/70 detrás, de origen CST y buen agarre y comportamiento.

Pese a lo minimalista de su estilo, la Zontes C125 va bien equipada: manetas ajustables, luces LED con un atractivo diseño “posición” del faro (visible aro de luz), toma USB, piñas retroiluminadas y pantalla de instrumentos totalmente digital, que entre otras cosas informa de la presión de los neumáticos. Su diseño, monocromo, es menos elaborado que el de otras zontes (el scooter E125 sin ir más lejos), con indicaciones lineales de revoluciones, temperatura y gasolina.

Nos ponemos en marcha

Hay algo que no he citado: los espejos retrovisores. Son una piezas mecanizadas de calidad, pero en cuanto te subes e intentas ajustarlos descubres algo con horror: ¡tus antebrazos tapan toda la visión! Los mismos espejos pueden montarse “por encima” y lo recomiendo a todos los que no tengan los brazos transparentes, para poder estar al tanto del tráfico por detrás nuestro (algo siempre importante, más en una 125).

Pasada la crisis de los espejos, la verdad es que quedé muy gratamente sorprendido con el tacto y funcionamiento de la Zontes C125. Para quienes estamos acostumbrados a motos grandes, probar una 125 siempre es un ejercicio que necesita un tiempo de adaptación a cómo gana (lentamente) velocidad según vas metiendo marchas, o al tacto de un motor con muy poco empuje. La C125 es una “octavo de litro”, está claro, pero el motor es suave, el cambio y embrague ayudan, y notas cómo tira sin necesitar buscar la parte alta del cuentavueltas. Desde unas 4000 vueltas es consistente y a partir de 6-7000 empuja muy bien, que ya son más de 70 km/h en sexta. Perfecto, también, para una moto custom, que se distinguen por lo contrario (con una cilindrada diez veces mayor, claro).

También tengo que destacar el buen ajuste de suspensiones: equilibradas delante y detrás, el hundimiento al subirme era similar y en marcha ofrecían también suavidad y excelente comportamiento. Los neumáticos ofrecen confianza de sobras para llegar a rozar las estriberas en cuanto tomas curvas o rotondas con decisión. Es una moto noble, neutra, ágil y sin problemas de estabilidad no nerviosismo, también es cierto que no alcanza velocidades muy altas: llegas a 90 km/h sin problema, y supera los 110 km/h indicados en autovía con relativa facilidad. Ahí ya estira según las circunstancias (viento o pendiente) y llega al corte a 118 km/h indicados.

A la hora de pararse no hay problema, y el tacto del freno delantero permite explorar el agarre del neumático hasta provocar la entrada incipiente del ABS sobre firme de buen agarre, sin que la horquilla pierda la compostura. ¿Defectos? El espacio para el pasajero: el asiento es muy corto y no hay donde agarrarse… Es para motoristas solitarios.

Conclusiones

No conviene olvidar que la Zontes C125 es una moto de “medio millón” (sí... todavía pienso en pesetas) que, al contrario que lo normal de este segmento, va equipada a fondo tanto a nivel mecánico (motor, ABS) como de “gadgets” (llave presencial con bloqueo automático, piñas iluminadas, pantalla completa con presiones, luces LED). Y, sobre todo, es una moto que no defrauda cuando te pones a sus mandos: todo funciona muy bien y la manejas enseguida como si fuera tu “pequeña” de toda la vida.