La publicación digital del motociclismo
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Lo hemos dicho alguna vez y, lo confesamos, nos repetimos como el gazpacho pero no podemos dejar de aplaudir las transformaciones a partir de una humilde 125. Grandes artesanos echan el resto transformando alguna fabulosa BMW, Ducati o Harley-Davidson… Pensamos que tiene más mérito cuando se consigue que el personal gire la cabeza al paso de una máquina que, en su origen, fue una sencilla y minúscula Honda Monkey 125.
Pensamos que dentro de la filosofía del motociclismo japonés, Honda y Kawasaki representan dos visiones diferentes. El mayor fabricante del mundo es el rey y, como tal, practica la evolución más que la revolución. Kawasaki, por su parte, es la marca nipona más gamberra, ya solo su lema: Let the good times roll, algo así como que empiece lo bueno, es toda una declaración de intenciones.
Hay que tener una mente muy calenturienta o un enorme sentido del humor (y quizás las dos cosas) para convertir a la simpática Honda Monkey 125 en una réplica de la Kawasaki Z1 900. La respuesta de la compañía de Akashi en 1972 a la Honda CB750 de 1968. La Z1 al nacer se convirtió en la moto japonesa más potente de la historia, el tetracilíndrico conquistaría el mundo y cimentaría la imagen de Kawasaki como marca de altas prestaciones.
El dueño de la Honda Monkey Z1 900 está muy orgulloso de la preparación, en especial los escapes, realizados a partir de unos procedentes de una Kawasaki Z2. La Monkey va propulsada por un monocilíndrico refrigerado por aire pero ello no tiene que ser obstáculo para que no se le puedan plantar cuatro enormes silenciadores, dos por cada lado, a imagen y semejanza de la icónica Z1.
El propulsor de 124 cc monta un kit Kitako y en la culata lleva grabado DOHC 4 valve. La atención al detalle queda plasmada en los relojes, depósito, asiento, tapas laterales, colín, piloto trasero… todos diseñados a imagen y semejanza de la Kawasaki Z1 900, hasta el color es setentañero.
Los grandes perfumes y los venenos más letales vienen en frascos pequeños. Algo parecido podemos decir de esta micro Z1. No hay barrera infranqueable si el proyecto se aborda con constancia e imaginación. Si tienes el corazón partío entre Honda y Kawasaki, quizá la Monkey Z1 puede ser la solución (salomónica) ideal.
Tras estudiar periodismo e inglés, en los 80 me publicaron una entrevista con Kenny Roberts y desde entonces estoy en este mundo. Dispuesto a aprender hasta la caída de la bandera ajedrezada.
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