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Honda Transalp 750 por los Alpes: nos volvemos a encontrar...

Honda es fiel a su pasado: para conocer mejor la nueva Transalp 750 ha vuelto a organizar un tour los Alpes, cordillera que tiene una conexión muy especial con ella

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Redaccion Moto1pro
Mariano Urdín
Autor Foto
Honda España
Fecha16/09/2023
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Mariano Urdín
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Honda España

Fecha16/09/2023


En esta última semana he experimentado un auténtico déjà vu, como sabrás esta expresión francesa significa literalmente, “ya lo he visto” o “ya lo he vivido” o “este sentimiento ya lo he percibido”. Y esto te lo cuento porque Honda siempre ha elegido los Alpes para las grandes citas con su modelo Transalp.

Así lo hizo cuando presentó la primera, allá por un lejano 1986 que ofrecía un enfoque de moto para todo, suave, cómoda y fácil de llevar, con un motor V2 a 52º de 583 cc. Se mantuvo casi inalterada hasta el 2000 cuando aumentó su cilindrada hasta 647 cc y en 2008 se renovó estéticamente, volvió a crecer de cilindrada y… ¡volví a los Alpes!. Era la XL 700 V (en realidad 680 cc) ya con inyección de gasolina y un peso en orden de marcha de 214 kg.

Esta nueva Transalp del 2023 técnicamente no tiene nada que ver con sus predecesoras de motor en V y no os voy a dar los pormenores de su tecnología, que es mucha, pero os voy a remitir a nuestra prueba que hizo mi buen amigo y compañero Josep Armengol, como siempre muy acertado.

Hoy quiero explicaros lo que significa la Transalp para Honda y para el mundo de la moto y sus motoristas en general, la cantidad de adeptos que ha captado, lo que ha hecho disfrutar a sus propietarios y el gran futuro que le espera con este nuevo modelo. También me gustaría contar lo que ha sido esta nueva experiencia en los Alpes, en una ruta de tres días extraordinarios, perfectamente planificados y elegidos sus puntos estratégicos con acceso a lugares míticos de enorme raigambre en el mundo del motor…

Honda Transalp 750 por los Alpes: nos volvemos a encontrar...

La Ruta

Llegamos en avión a Niza y salimos de allí en nuestra primera etapa hacia nuestro destino, el hotel Marmotel situado en la base estación de esquí de PraLoup a 1630 m de altitud, tras recorrer 250 km. Lo primero que nos encontramos fue el Madone D’ Utelle, un alto de 1140 m que ofrece una vista panorámica de 360º con la costa al frente y los picos y valles de los Alpes Maritimos a nuestra espalda. Atravesamos valles y escalamos montañas en un entorno tan bello, que casi te hace daño a la vista.

Cruzamos la región de Isola, donde se encuentra su famosa estación de esquí que ejerce de línea fronteriza entre Francia e Italia y comenzamos a ascender a La Col de la Bonette. Este es un lugar muy reseñable para nuestra Transalp, que con su gran peña final en forma de lágrima llega a los 2860 m y se convierte en el paso asfaltado más alto de Europa. Hay que recordar que la anterior Honda Transalp XL 700 V, en su decoración incluye las coordenadas 44º 19’ 24,53” N  6º 48’ 22,33 “ E que es ni más ni menos la localización de esta cima, la misma que estuvimos en su presentación hace 15 años y del modelo primogénito, en la primavera de 1986.

De ahí seguimos subiendo puertos y bajando a valles, con una temperatura y un clima espectacular (tuvimos una suerte enorme, pues las previsiones climatológicas de los días anteriores no eran nada halagüeñas), apenas vimos un par de nubes en toda la jornada, solo tenéis que mirar las fotos y los videos. Llegamos a nuestro destino sobre las 19:30, cansados y satisfechos. Después de una cena típicamente alpina, con queso y raclette, nos fuimos a descansar para estar listos a la mañana siguiente.

La segunda jornada amaneció con un día tan esplendoroso como el anterior, con lo que los 285 km de ruta que nos esperaban, los afrontamos con mucho optimismo. ¿Qué queréis que os diga? ¡Muchas más montañas, muchos más puertos, muchos más valles, millones de curvas de todo tipo y en líneas generales con bastante buen asfalto! Nuestro primer gran asalto fue al Col Agnel o Colle d’ Angelo en italiano, pues justo en su cima se encuentra una raya que es la frontera que separa Francia de Italia. Es el cuarto punto asfaltado más elevado de los Alpes, tras la Bonette, el Stelvio y I’Iseran. En este paso, los que seáis aficionados a las novelas históricas de Santiago Posteguillo, es donde Aníbal cruzó con sus elefantes camino de Roma, la verdad es que el cartaginés le echó ganas al asunto en la segunda guerra Púnica.

Seguimos nuestra ruta y llegamos al Colle de Morti que su nombre procede de un encarnizado combato que tuvo lugar en el siglo XVII entre las tropas piamontesas y las fanco-españolas. En su escarpada cima encontramos una estatua en homenaje al gran ídolo italiano Marco Pantani “el Pirata” pues en esas durísimas cumbres fue donde empezó a forjar su leyenda de escalador imbatible a lomos de su bicicleta. Terminamos la jornada en Auron, sede también de una importante estación de esquí.

En la tercera jornada regresábamos a Niza, fue la más corta, “solo 174 km”, pero no por ello menos divertida e interesante, además el buen tiempo permanecía con nosotros. Salimos, como siempre temprano, atravesamos el Parque Nacional de Mercantour, con paisajes muy variados, sombrías gargantas, cumbres espectaculares, espesos bosques, en los que sus cotas de altitud oscilan entre los 300 y los 3000 metros. Y de ahí continuamos hacia dos puntos míticos del rally más antiguo y famoso del mundo, el Rally de Montecarlo, los tramos de la Bollene-Vesubie con virajes muy cerrados, super-exigentes y sin apenas rectas y el Col du Turini, probablemente el más conocido y emblemático.

Era sábado y por allí ya nos encontramos un tráfico con muchísimas motos, muchos ciclistas y un enorme plantel de coches deportivos, roadster clásicos, viejas glorias de competición y muchos grupos de “clubs pudientes” de 10 o 15 coches que el más barato costaba 250.000 europeos: Ferrari, Lamborghini, McLaren, Bugatti, Pagani… el que iba en un Porsche 911 turbo era el “pringao” del grupo.

Y llegamos a Niza a media tarde, donde nos estaba esperando el camión de transporte para devolver las motos a Barcelona. Como colofón del viaje te diré que, si te gustan los viajes en moto, disfrutar pilotando y ver sitios que parece que va a salir Heidi cantando con, Pedro y “Niebla” de un momento a otro, y todo lo que ven tus ojos son los exteriores de la película “Sonrisas y lágrimas”. Los Alpes son algo extraordinario, al menos debes hacerlos en moto una vez en la vida y, si puede ser sobre una Transalp, sentirás su conexión especial.

La Honda Transalp 750 2023

No he podido evitar buscar en mi “hemeroteca particular” y ver lo que escribí de la 700 V en la presentación de los Alpes del año 2008. El asunto es que la prueba la titulé “Una chica excelente” y en la entradilla decía: “La Honda Transalp es esa compañera buena, sencilla, discreta, amable, dispuesta a todo. Le gustan los restaurantes de cinco tenedores, pero también le gusta comerse un bocadillo de tortilla con chorizo sentada en un banco de un bonito parque o en una pradera de los Alpes. Sin ser especialmente guapa, por su carácter, predisposición y manera de ser, resulta verdaderamente atractiva. Desde su aparición la Transalp se ha ganado una merecida reputación como moto fiable, sencilla e ideal para todo uso. Durante este tiempo ha dejado satisfechos a muchos miles de clientes y con este nuevo modelo no abandonan la línea marcada”. Hoy, 15 años después, para describir en pocas palabras a la nueva Honda XL 750 Transalp, a pesar de ser técnicamente una moto absolutamente diferente a sus predecesoras, ¡no quitaría ni una coma de ese texto!

Recordaremos que la Transalp faltaba de nuestro mercado desde finales del 2011 y no cabe duda que era un modelo muy esperado, pues solo en 6 meses desde su nueva presentación, se han vendido en Europa más de 7000 unidades y eso que no han tenido suficiente stock para atender a toda la demanda.

En cuanto a mi opinión personal sobre el conjunto que ofrece la nueva XL 750 Transalp, después de recorrer 700 km por las carreteras de los Alpes franceses e italianos con millones de curvas de todo tipo bajo una climatología excelente, tengo que decir que esta moto me ha convencido plenamente, bueno mejor dicho, ¡me ha encantado! y más teniendo en cuenta la relación calidad/precio que tiene con sus 10.900 euros.

Es fácil y agradable de conducir, cómoda de postura, ágil en los cambios de dirección, noble en la frenada, neutra y aplomada dentro del viraje, suave de reacciones, pero sorprendentemente enérgica cuando abrimos gas a fondo en aceleración… Mi moto iba equipada con algunos extras: cubre manos, deflectores aerodinámicos y el quick shifter del cambio, que funciona de maravilla y lo recomiendo absolutamente. Elegí esta porque me gusta disfrutar de la ligereza del conjunto y aprovechar bien los 92 CV que ofrece este excelente motor para mover sus 208 kg de peso.

Pero entre las diez Transalp presentes en el evento, venían unidades equipadas con cada uno de los cinco paquetes de accesorios que Honda ha preparado. Estos incluyen protectores de carrocería, cubre cárter, apéndices aerodinámicos, pantalla grande, maletas laterales, baúl trasero…etc. Los packs son: Urban (840 €), Touring (1154 €), Adventure (689 €), Rally (993 € tricolor) y Comfort (260 €). El asistente de cambio sólo viene con el Rally, pero se puede adquirir por separado y cuesta 278 €, igual que el resto de accesorios, que también se pueden comprar por separado.

Dentro de su conseguido equilibrio y comportamiento general, quiero destacar su motor, fino, suave, con buenos bajos, es capaz de atravesar un pueblo en 3ª a 30 km/h, cortar gas para pasar los badenes de deceleración, abrir el gas a menos de 2.000 vueltas y salir suavemente como si nada. Sus medios son maravillosos, puedes ir enlazando curvas en 3ª, 4ª, 5ª entre 3000 y 6500 vueltas y la moto va de cine.

Pero si sale tu vena de piloto y quieres hacer un tramo de auténtico disfrute, solo tienes que concentrarte y abrir a fondo el puño derecho: a partir de 7500 vueltas el ruido del motor se vuelve ronco y se estira hasta pasadas las 10.000 rpm (en realidad no hace falta llegar tan arriba), empujando como un cohete.

También hicimos un pequeño recorrido por una pista sin asfaltar, por eso de llevar llanta delantera de 21” y satisfacer ese aire campero/aventurero, pero en ese terreno las cubiertas son fundamentales... y ahí no la pude probar mucho.

En resumen

Si has leído hasta aquí y no te has saltado ningún párrafo, conocerás mi conclusión: es una moto que recomiendo sin ninguna duda a cualquier usuario que busque una compañera para todo, viajera, aventurera, divertida, cómoda y fiable.

Es cierto que, puestos a pedir, se podrían mejorar ligeramente algunas cosas, las ruedas me habría gustado que en lugar de con cámara, fueran tubeless por comodidad y seguridad a la hora de pinchar. Que las suspensiones se pudieran regular, o al menos la precarga del amortiguador trasero fuera más fácil de variar con el típico pomo que girándolo a un lado u otro comprime o libera el muelle, ya que es una moto que por su polivalencia y diferentes condiciones de carga, conviene ajustarla para cada circunstancia.

Y por último que en su modo de conducción User, una vez calibrados los parámetros disponibles según nuestras preferencias, los conserve en su memoria, pues el control de tracción lo desactivé para rodar por las pistas de tierra y... vuelve a estar activo cada vez que apagas el contacto. Aunque soy consciente que lo hace por seguridad, personalmente me gustaría que los parámetros seleccionados los mantuviera hasta un nuevo cambio.

En definitiva, teniendo en cuenta las aptitudes y eficiencia de todo el conjunto y su comportamiento en general, mi calificación para esta Honda XL 750 Transalp no puede ser otra: ¡sobresaliente!