Prueba Royal Enfield Guerrilla 450: la scrambler versátil
ASPECTOS POSITIVOS
ASPECTOS NEGATIVOS
Cilindrada
Motor
Potencia
Peso
Carnet
Precio
Ofrecer una moto versátil, capaz de brillar tanto en la urbe como en excursiones de fin de semana y, a un precio asequible, es un objetivo difícil de alcanzar. Pues bien, esta es la misión que se ha impuesto Royal Enfield con la Guerrilla 450. El segundo modelo que, después de la Himalayan 450, utiliza el nuevo propulsor refrigerado por líquido. Si la Himalayan es una trail bastante campera, la Guerrilla es una scrambler urbana dirigida en especial al público joven. Durante la prueba tuve la oportunidad de mostrarla a los hijos de un amigo, jóvenes veinteañeros, quienes dieron su visto bueno. Así que puede que RE haya acertado. Lo mejor de todo es que la moto que nos ocupa también puede colmar las ansias de un aficionado veterano que desee una montura asequible. Si esta decoración te parece muy juvenil, el fabricante indio ofrece también una versión discreta en color plata.
Royal Enfield Guerrilla 450: Diferentes sabores
La Guerrilla 450 tiene una imagen neorretro pero con unas decoraciones atrevidas que, a un servidor, recuerdan a las motos de los años 70. El color de nuestra unidad de pruebas era la Playa Black (negra, roja y amarilla). El entusiasta puede elegir entre 5 opciones: Brava Blue (blanca y celeste), Yellow Ribbon (amarilla y negra), Gold Dip (oro y rojo), Smoke Silver (plata) y la ya mentada Playa Black. Aplaudimos la estrategia de Royal Enfield de ofrecer un buen número de decoraciones, todas con una marcada personalidad. Lo que, de alguna manera, permite que la Guerrilla destaque frente a otras motos que, simplemente, van pintadas de un color y punto. Para aquellos que deseen una imagen menos llamativa, pueden optar por la decoración plata.
Los espejos son también muy setentañeros, los típicos redondos pero por ello ofrecen una visión más limitada que unos retrovisores rectangulares. A partir de las 6000 rpm comienzan a vibrar y una vez que el motor alcanzaba las 7000 rpm, en nuestra unidad el espejo izquierdo se caía hacia abajo. El vástago seguía en su sitio, pero era como si el espejo circular se girase dentro de la bola donde va alojado.
Hablando de vibraciones, a partir de las 6000 rpm son perceptibles, sobre todo en los reposapiés, aunque se pueden sentir también en los puños y asiento. No es un gran problema pero están ahí y, de alguna manera, es una de las desventajas asociadas a los motores monocilíndricos, en especial aquellos que cuentan con una cilindrada apreciable, en este caso 451,6 cc (la mayoría de sus rivales en esta clase son bicilíndricas).
Todas las luces son LED. Los intermitentes traseros son de generoso diseño, van siempre encendidos y hacen las veces de piloto posterior. Una solución que pensamos que ayuda a que sea más visible la parte trasera. El exterior de los intermitentes es de luz roja y el interior de color amarillo. La parte amarilla solo se enciende cuando utilizamos los retrovisores para señalar una maniobra.
Frugal
Nuestra unidad arrojó un consumo de 4,03 litros, incluyendo un tramo por la autopista de peaje R2 camino de los maravillosos pueblos de la provincia de Guadalajara. El depósito de combustible tiene una capacidad de 11 litros, lo que da una autonomía máxima teórica de 272,6 km. Una cifra que para un modelo más ciudadano no está mal. Una parte importante de la estética de la Guerrilla 450 se concentra en el depósito, las tapas laterales y la pintura.
La caja de cambios de seis relaciones funciona de manera eficaz, incluso permite subir de marchas sin tocar el embrague. El motor no es muy potente por lo que a menudo viajaremos en sexta, buscando la mayor velocidad posible. El monocilíndrico empuja desde abajo, pero si queremos sacarle el máximo partido no queda otra que jugar con el cambio buscando en cada momento la relación más apropiada.
El motor, que Royal Enfield denomina Sherpa (con permiso de Bultaco, jeje), es el mismo que salió a la luz con la Himalayan 450. Ambos modelos comparten propulsor y buena parte del chasis pero son muy diferentes. La Himalayan es una trail campera con llantas de radios y la Guerrilla una roadster marchosa. Una de las grandes virtudes de la Guerrilla 450 es la versatilidad, que la hace apropiada para pilotos de muy variado pelaje.
A partir de las 2000 rpm el propulsor siempre se muestra dispuesto a empujar hacia delante, y el eficaz cambio de seis relaciones permite encontrar la marcha adecuada en cada momento. Quizás la primera es demasiado corta y, a la hora de llanear, un desarrollo final un poquito más largo habría permitido ganar algún km/h de crucero. El conjunto se completa con un embrague antirrebote y acelerador electrónico. Hay dos modos a disposición del usuario: Eco y Rendimiento. Confesamos que lo de Rendimiento nos confundió un poco al principio. Se agradece que esté en español, imaginamos que es una traducción de la palabra inglesa Performance.
Los frenos son Bybre (la marca blanca de Brembo) y hacen con eficacia su cometido. En el tren anterior hay un disco de 310 mm mordido por una pinza flotante de 2 pistones, apoyado por uno trasero de 270 mm con pinza monopiston. No falta el ABS de dos canales. El freno posterior es bastante potente y ayuda a estabilizar a la monocilíndrica antes de entrar en el viraje, en especial cuando vamos con pasajero. Las manetas no son regulables, un detalle negativo a pesar del atractivo precio del modelo.
Las suspensiones, al igual que el resto de la moto, son sencillas y, al mismo tiempo, eficientes. La horquilla KYB es convencional (no invertida) tiene 43 mm de diámetro y 140 mm de recorrido. Va protegida por unos clásicos fuelles que en nuestra humilde opinión es un bonito detalle no solo para proteger la horquilla sino para dar una imagen algo neorretro. El monoamortiguador trasero es también KYB, ofrece un recorrido de 150 mm, y permite ajustar la precarga de muelle.
La Royal Enfield Guerrilla viene bien equipada de serie, con dos robustas asas para el pasajero, pata de cabra y caballete. Este último es vital para, por ejemplo, hacer labores de mantenimiento, así que es muy bienvenido, aunque hay que hacer bastante fuerza para subirla al caballete.
La postura es natural, tanto en lo que se refiere al trasero, como a las manos y pies. El asiento se encuentra a solo 780 mm del suelo, así que tanto los novatos como los menos altos se sentirán como en casa. Para los larguiruchos la marca ofrece una asiento más elevado.
Nos ha convencido esta coqueta roadster. Una opción que deben contemplar aquellos que busquen una montura sencilla y versátil, para moverse por ciudad sin renunciar a una escapadita de fin de semana e incluso algo más. Royal Enfield ofrece un buen abanico de sabores (colores) y todo a partir de un precio de 5247 euros con 3 años de garantía y 3 años de asistencia en viaje.
La moto al detalle...
El monocilíndrico refrigerado por líquido entrega 40 CV de potencia y 40 Nm de par. Empuja con fuerza y empieza a vibrar a partir de las 6000 rpm.
Los intermitentes traseros de LED hacen también las veces de piloto posterior, el exterior es de luz roja y el interior de luz amarilla.
La pantalla TFT que montaba nuestra unidad de pruebas es opcional y ofrece integración con Google Maps. Ofrece varias configuraciones y en ella se puede ver las informaciones habituales.
Los frenos son Bybre y las suspensiones KYB, ambos funcionan bien y de manera equilibrada. Las manetas no son regulables.
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Tras estudiar periodismo e inglés, en los 80 me publicaron una entrevista con Kenny Roberts y desde entonces estoy en este mundo. Dispuesto a aprender hasta la caída de la bandera ajedrezada.
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