La publicación digital del motociclismo
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La publicación digital del motociclismo
15/03/2024
15/03/2024
Los 20 primeros años de la dictadura franquista 1939-1959 estuvieron dominados por la autarquía y la cartilla de racionamiento. La RAE define autarquía como: “política de un Estado que intenta bastarse con sus propios recursos”. La pérdida de la II Guerra Mundial por parte del Eje (Alemania, Italia y Japón) convirtió a España en una nación apestada y recluida sobre sí misma. La autarquía se reveló como un tremendo fracaso pero tuvieron que pasar dos décadas de penurias para que el Régimen, poco a poco, lo reconociera.
La tímida apertura dio paso a la llegada del turismo masivo a España bajo el inolvidable lema de Spain is different. En lo que concierne a la industria motociclista, en España (con la excepción de Canarias, Ceuta y Melilla) las marcas japonesas empezaron a llegar en los años 80.
Sanglas, una de las venerables marcas nacionales, cuyas motos usaba la Guardia Civil para patrullar las carreteras del país (en una época donde no había autovías), ofreció un nuevo modelo, la Sanglas 400 Y con motor Yamaha. Una moto superior a los productos nacionales que ofrecían Bultaco, Derbi, Montesa y OSSA. Años más tarde Sanglas desapareció y de sus restos surgió Yamaha Motor España S.A.
Tras la Sanglas 400 y, llegó la Yamaha XS400 que marcó un hito en el motociclismo español. Las barreras proteccionistas que habían mantenido de manera artificial a una industria ineficiente cayeron y nació un tiempo nuevo. Por aquella época el maestro Dennis Noyes le comentó a King Kenny Roberts: “ya se venden motos Yamaha en España”. La respuesta del Rey fue lapidaria: “bienvenidos al siglo XX”.
Lo más jóvenes no se pueden hacer una idea de lo que supuso la llegada de las marcas japonesas a nuestro país. En la década de los 70 el país pasó del blanco y negro al color y tras la muerte del dictador en 1975 y la llegada de la democracia, pasamos del burro (literal) a la Yamaha XS 400.
El modelo se presentó en Japón en 1982 propulsado por un bicilíndrico en línea refrigerado por aire y que usaba el motor como parte del chasis. El monoamortiguador posterior era muy innovador en aquella épca. En España solo conocimos la XS400 pero Yamaha también fabricó una SX250, un modelo casi idéntico solo que de menor cilindrada. El bicilíndrico DOHC de 399 cc con un diámetro x carrera de 69 x 53,4 mm, rendía 45 CV a 9500 rpm, unas prestaciones casi de ciencia ficción para el mercado español. El valor de par máximo quedaba en 3,5 kgm a 8000 vueltas.
Esperamos que estas líneas sirvan como homenaje a aquella pequeña-gran moto que contribuyó a que España, aunque con 80 años de retraso, entrase en el siglo XX.
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